El bruxismo es una patología que consiste en el rechinamiento de dientes. Este hábito puede ser muy perjudicial para la salud bucodental y, por tanto, para el organismo.
Entre las principales consecuencias del bruxismo está el desgaste del esmalte dental, aunque existen más. Te contamos las causas de esta patología y cómo tratarla.
La causa más común del bruxismo es el estrés. La ansiedad provocada por cambios en la vida rutinaria o momentos importantes pone todo el cuerpo en tensión, y en el caso de la boca se manifiesta de forma que se rechinan los dientes. Otra de las causas, aunque menos habitual, es un defecto estructural en los huesos maxilares.
Uno de los síntomas más notorios es el dolor y tensión mandibular. La fuerza con la que se aprietan los dientes provoca una gran molestia que se agudiza con el paso del tiempo si no se trata. El esmalte se desgasta por la presión que se ejerce sobre las piezas dentales e incluso éstas pueden llegar a fisurarse o romperse.
Además de la salud bucodental, el bruxismo afecta a la salud general. La presión mandibular puede convertirse en cefaleas, migrañas y dolor de oído. Aunque la mayoría de quienes rechinan los dientes lo hacen únicamente durante el sueño, es cada vez mayor el porcentaje de pacientes que presentan bruxismo diurno. Es decir, que aprietan los dientes durante todo el día, sin ser conscientes de ello, lo que agrava las consecuencias de esta patología.
El tratamiento del bruxismo es, relativamente, sencillo. Con una férula de descarga, utilizada de noche o todo el día según el caso, se descarga la tensión mandibular y se protegen los dientes frente a la presión.
En todo caso, tanto el diagnóstico como el tratamiento debe realizarse por parte de odontólogos profesionales que sepan reconocer y elegir la solución más adecuada a cada paciente. ¡Podemos ayudarte!